Una romántica batalla en el Cantábrico
Contemplamos esta belleza ajenos a la lucha que allí tiene lugar, una encarnizada batalla diaria que el mar demuestra con una caricia, una ruda caricia que le ofrece a su querida Tierra.
Se muestra insinuante, coqueto, poderoso, una y otra vez y ella se deja, porque sabe que la va a ayudar a que luzca más bella e impresionante que nunca...
Ese dulce batallar nos regala escenarios como el que estamos contemplando y nosotros solo podemos sentir paz y relajación que alimente nuestras almas en nuestra propia contienda contra el tiempo...